Las grandes ciudades crecen de una forma similar a los tumores cancerosos que se expanden dentro de los organismos, según un nuevo estudio publicado esta semana en Royal Society.
Un equipo de científicos dirigido por Isabella Capel-Timms, del University College de Londres, ha desarrollado un modelo matemático que compara el crecimiento de megaciudades como Sídney y Londres con la propagación del cáncer dentro del cuerpo humano.
El estudio muestra que, antes de la llegada del ferrocarril, la población de las metrópolis se concentraba predominantemente en el centro, pero la invención del tren posibilitó un cambio hacia la vida suburbana, permitiendo a los residentes vivir cada vez más lejos del centro, lo que tuvo un impacto significativo en la población y el tamaño de las ciudades.
Según los científicos, este proceso es similar a la forma en que los vasos sanguíneos de los tumores cancerosos brotan y se dividen, abriendo nuevas vías hacia los tejidos en desarrollo.
Este proceso se denomina angiogénesis y permite que el cáncer crezca más allá de unos pocos milímetros de tamaño. Los científicos indican que los vasos sanguíneos llevan oxígeno y nutrientes a las células más lejos. De este modo, argumentan, las ciudades se comportan como sistemas adaptativos complejos que evolucionan como organismos vivos.
Los investigadores creen que estas conclusiones pueden ser útiles para los planificadores urbanos. «Por ejemplo, las políticas dirigidas a regular el desarrollo de las redes de carreteras, metro y ferrocarril pueden limitar los futuros patrones de crecimiento urbano de forma similar a como las estrategias dirigidas a controlar la vascularización y las interacciones célula-célula pueden mitigar el crecimiento del cáncer», concluyen.